Pastor Pablo Elvir
Dice la Palabra que no hay mayor gozo que el gozo de nuestra salvación. Y este gozo no es una emoción pasajera ni algo que sentimos solo en un momento. Es tan profundo, tan eterno, que incluso es celebrado en el cielo.
Jesús lo dijo claramente:
“Así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…”
(Lucas 15:7, RV60)
Así de importante es el milagro de la salvación: ¡el cielo se alegra cuando alguien regresa a Dios! No hay fiesta más grande allá arriba que cuando un corazón se rinde y dice: “Señor, aquí estoy.”
Pero aquí viene una realidad que muchos conocemos: experimentamos ese gozo al principio… y con el tiempo, lo vamos perdiendo.
David lo entendió muy bien, y por eso clamó:
“Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu de obediencia me sostenga.”
(Salmo 51:12, NVI)
¿Ves cómo la alegría de la salvación está íntimamente ligada a un espíritu de obediencia? No son dos temas diferentes; son dos partes de una misma promesa. Cuando caminamos en obediencia, la alegría regresa, la plenitud vuelve, y nuestro interior se alinea con el cielo.
1. ESCoge caminar en obediencia
La obediencia no es una opción reservada para los más santos o los líderes espirituales. Es el camino que Dios ha trazado para todos los que le pertenecen. Es la vía por la que Él ha decidido bendecirnos.
“Si realmente escuchas al Señor tu Dios y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te acompañarán siempre.”
(Deuteronomio 28:1-2, NVI)
¿Quieres bendición? Entonces responde a esta invitación divina. Dios te está diciendo: “Tú me obedeces… y yo te bendeciré.”
Obedecer es hacer la voluntad de Dios, a la manera de Dios, en el tiempo de Dios.
No es solo saber qué hacer, sino hacerlo como Él lo quiere y cuando Él lo pide.
Isaías también lo deja claro:
“¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo bueno de la tierra!”
(Isaías 1:19, NVI)
2. Encuentra el gozo en tu proceso
¿Cómo encontramos alegría en medio de un camino que a veces es difícil? Aceptando el proceso como discípulos de Jesús.
No entiendo cómo algunos que ya tomaron la decisión de seguir a Cristo viven con tanta queja. ¡Ya decidiste! ¡Entonces camina en esa decisión!
La vida cristiana no es una decisión de un momento, sino una transformación continua.
La Biblia asume que estamos en constante formación, creciendo cada día para parecernos más y más a Jesús. Vamos siendo formados a la medida del varón perfecto.
Sí, el camino es angosto. Sí, no da tantas libertades como el mundo promete. Pero ese camino angosto es el único que lleva a la vida.
Así que:
- Acepta tu proceso.
- Permite tu proceso.
- Ama tu proceso.
“Tú me obedeces… y yo te bendeciré.”
No necesitas entenderlo todo. Solo necesitas obedecer.
“Todas las promesas de Dios están conectadas a un acto de obediencia.”
Jesús lo dijo sin rodeos:
“Si me aman, obedecerán mis mandamientos.”
(Juan 14:15)
Algo poderoso sucede cuando damos espacio para que Dios obre en nosotros. Cuando lo permitimos, Él continúa lo que empezó. Somos formados, transformados, moldeados.
Recordemos: El pueblo salió de Egipto… pero Dios aún tenía que sacar a Egipto del corazón del pueblo.
Y así pasa con nosotros. Invitamos a Jesús a ser nuestro Señor, pero ahora toca vivir de acuerdo a esa decisión. Cada paso de obediencia refleja que Él es realmente nuestro Señor.
CIERRE
Hoy quiero hacerte unas preguntas sinceras:
- ¿Has perdido el gozo de tu salvación?
- ¿Te has estancado en tu obediencia?
- ¿Estás permitiendo que Dios forme a Jesús en ti?
Es tiempo de volver. De tomar pasos nuevamente. De hacer declaraciones de fe… pero también de obediencia.
Hay cosas que simplemente hacemos porque Él lo manda:
- Participamos de la comunión.
- Perdonamos.
- Somos generosos.
- Nos bautizamos en agua.
Y sí, hoy celebramos… porque cada paso de obediencia es una victoria.
Y cada victoria… ¡hace que el cielo se alegre!